Por qué decimos una vez más: #NIUNAMENOS
Agradecemos a la profesora Pirondo por compartir este artículo que fue publicado por el diario Pagina 12 el lunes 30 de mayo de 2016, donde se explica claramente el significado de FEMICIDIO
EL PAÍS › OPINIÓN
¿Por qué hablamos de femicidios?
Por Diana Maffía *
Se acerca un
nuevo 3 de junio y volveremos a salir a las calles exigiendo #NiUnaMenos y
#BastaDeFemicidios. Luego de la multitudinaria marcha del año pasado, ya más
seguras de la voluntad colectiva que acompaña estos reclamos, nos preparamos
organizando, discutiendo y evaluando qué avances logramos y qué demandas
pendientes nos quedan para alcanzar una sociedad paritaria y sin violencia de
género.
Pero ¿de qué hablamos cuando hablamos de violencia de
género, cuando hablamos de femicidios? Los medios de comunicación están más
receptivos con el tema y los conceptos, pero a veces se transmiten sentidos
equivocados o se hacen visibles situaciones de violencia de una manera
regresiva en cuanto a derechos. La mayor presencia en los medios de
comunicación asegura la difusión, pero no siempre la corrección de las ideas.
Escuché periodistas respetables hablar de “violencia
de género” cuando un hombre es víctima de violencia por parte de una mujer, y
eso no es correcto. Porque la violencia de género se define por las relaciones
desiguales de poder que subordinan a las mujeres, y las relaciones patriarcales
que hacen de las mujeres (y los hijos e hijas) propiedad de los varones y
responsables del cuidado y los trabajos domésticos. Cuando una mujer se rebela
a ese lugar, la respuesta es la amenaza, la violencia y la muerte. Un varón
puede sufrir violencia e incluso ser asesinado, pero esto no ocurre en una
cultura que legitima relaciones desiguales de poder, sino todo lo contrario. Es
violencia, pero no es violencia de género.
El concepto de “Femicidio” es el tenebroso final de
esa escalada de violencia. No se trata de un conflicto privado entre dos
personas, ni tampoco de un crimen pasional (como todavía se insiste en
caracterizarlo). Aunque ocurra en el seno de una pareja o ex pareja, está
basado en una desigualdad sistemática en la que el Estado tiene
responsabilidades. Por eso le reclamamos al Estado su intervención, no sólo
para penalizar al femicida, sino fundamentalmente para evitar los femicidios.
Hablamos de femicidios porque sabemos que en el largo
camino que recorremos las mujeres tropezando con múltiples formas de violencia,
muchas de las cuales están tipificadas en la ley correspondiente, instituciones
y funcionarios incumplen por omisión las obligaciones a las que se han
comprometido. Porque nos tomamos en serio los derechos humanos y estamos
convencidas de ser parte de su universalidad. No banalicemos los conceptos.
Esto no es una avanzada de las mujeres sobre los varones, sino sobre el
patriarcado como un sistema cruel que también los oprime aunque parece darles
privilegios. Es imposible construir igualdad en un sistema que naturaliza sobre
las diferencias sexuales la desigualdad política y de derechos.
Y si ya hemos aprendido a usar la palabra “femicidio”
avancemos sobre otras formas de crímenes de género subordinados, hablemos de
“travesticidios” y de “transfemicidios” con palabras que iluminen sus
específicas relaciones de opresión, respetando sus propias voces. Nombremos
juntas al poder que asesina, y gritemos alto #NuncaMas.
* Directora del Observatorio de
Género en la Justicia.
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